Camino PRIMITIVO 13ª jornada

Arzúa – O Pedrouzo

Hablaba, al llegar a Melide, de que este tramo del Camino es como un gran parque temático de atracciones… citaba incluso una atracción, el mítico Dragón Khan de PortAventura, comparándolo no precisamente por sus sube y baja, sino por su atractivo aventurero (bajo control) y, principalmente, por su masificación de “intrépidos aventureros”… Hoy dentro de este parque, he podido disfrutar de otra gran atracción, distinta al Dragón Kahn pero también mítica… el gran “Iguazú” de Isla Mágica en Sevilla, donde del reto imposible es salir de ella sin mojarse…

Esta mañana me lo tomaba con calma, me hice incluso el remolón para abandonar el saco de dormir… cierto es que me despertaba, con energía para levantarme, a las horas de siempre, antes de las seis, pero hacía por cumplir mi propósito de simular ser un camastrón y no levantarme antes de las siete… 

Anoche, poco antes de las nueve; invitado por el gran aguacero que estaba cayendo sobre Arzúa, que no sugería ni el paseo ni la prospección del terreno; tomé la sabía decisión de encamarme y, después de brujulear un poco por redes, desconectar esperando a que pasara la noche para, ya casi siendo de día, volver al Camino. 

Hoy iba a ser, por voluntad, el día que más tarde arrancase a caminar este año. Hacerlo antes, con la previsión de lluvia que había, siendo una jornada corta (escasos 20 Km) hacía que fuese innecesario y absurdo…

A las 07:50 me hacía la foto a la puerta del albergue y, bajo la intensa lluvia, comenzaba a caminar para, a menos de treinta metros del albergue incorporarme al Camino oficial, aún callejeando por Arzúa…

A pesar de que a esas horas ya había abiertas, y a la vista, distintas opciones para poder desayunar, optaba por no hacerlo dejándolo para más adelante, sabiendo que oportunidades no me iban a faltar a pie de Camino. 

A pesar de las horas, aún no había amanecido, ni aparentemente tenía pinta de ello… el cielo no se veía, no se veía ni intuía el horizonte. Mirar hacia arriba era en vano, era como intentar encontrar el origen del “jarro de agua” que caía… llevaba pocos minutos caminando… y no paraba de llover con saña.

Hoy había sido previsor. Salí del albergue enfundado en “el traje de agua”… camiseta térmica, chaqueta “neopreno” y chubasquero, el que día atrás utilicé como batín de cirujano, pero enfundado de manera correcta, para lo que fue concebido… cada manga por su brazo y con la cremallera cerrada en la parte frontal. El día no estaba para hacer experimentos ni probaturas…

Ya, a esas horas, en los primeros minutos y kilómetro,  me encontraba con algunos peregrinos desperdigados que había salido aún siendo de noche, bien provistos de luz, de ponchos de agua y de ganas de aventura para enfrentarse a la jornada de hoy que, si o si, iba a ser pasada por agua… pero de verdad!

Este es mi duodécimo contacto con el Camino, he vivido casi de todo en él, excepto olas o golpes de calor; por algo huyo de los meses de verano para venir al camino… aunque algún acercamiento he tenido en junio, julio y agosto, pero digamos que algo light… Mi especialidad es la temporada otoño-invierno y, por mucho que he vivido en el Camino… como lo de hoy, jamas… ni parecido!

Hoy, además de no dejar de diluviar en prácticamente ningún momento… la única diferencia era que a ratos diluviaba y a veces lo hacía con más ganas, ha habido tramos en los que en el Camino el sendero se perdía bajo grandes balsas de agua… el propio Camino era el cauce del agua recogida de las praderas colindantes y era imposible pisar tierra firme que no estuviese inundada… por mucho que lo intentase, la única opción, por larga o corta que diese la zancada, era sumergir la zapatilla hasta la altura del tobillo… indescriptible!

Poco antes de las 09:30 llegaba a Casa do Horreo, un coqueto complejo de turismo rural que da servicio tanto a peregrinos como no y que me venía al pelo para aprovechar y, además de soltar la mochila y el traje de agua (empapados), tomar ese café solo doble cortado con leche fría. Aprovechaba pasa saludar a Celia, la persona que lo regenta y con la que había tenido contacto solo por mail y teléfono en alguna ocasión por gestiones relacionadas con tttSantiago.com… un placer compartir una breve conversación, solo unos minutos para verificar lo que ya había intuido a distancia y me había comentado los clientes que habíamos compartido.

Después del café y la grata conversación, habiendo recorrido ya poco mas de un tercio del recorrido de hoy, solo quedaba seguir caminando y chapoteando por este Camino que, en tramos, parecía más una albufera que un sendero… en el que a falta de barca levantina o albufernc desde el que hacer alguna foto sin tener los pies sumergidos, solo paraba en contadas ocasiones para disparar o grabar algún video, que en ningún caso recogía la realidad y dimensión de lo que me estaba tocando vivir en la gran atracción de hoy… el Iguazú del Camino de Santiago.

La jornada no ha dado para mucho más, por suerte no me he visto con la necesidad de tener que nadar en ninguna de las balsas que he atravesado, me ha valido con vadearlas… a las 11:33 me hacía la foto a las puertas del albergue seleccionado desde hace unos días para la ocasión, concretamente desde el día que Marían me confirmó que se descolgaba de este Camino, decisión que aunque en su momento no fue muy de mi agrado, hoy viviendo lo que he vivido, me ha alegrado enormemente ya que la jornada de hoy, en estas condiciones hubiese sido un tremendo suplicio para ella y un sufrimiento para mi elevado a “x” potencia… ya que, a lo que yo he padecido solo, habría que haberle multiplicado verla a ella caminar en estas condiciones. Hoy por primera vez, egoístamente, me alegro de que Marian no haya compartido lo que parecía iba a ser un “tramite” para llegar a Santiago juntos… 

Y mañana ultima jornada del Camino Primitivo… aquel maravilloso, sorprendente y sobretodo exigente Camino que atrás quedó el pasado martes cuando salía de Ferreira y que desde aquel día, cuando llegaba a Melide creía iba a ser un paseo por estas jornadas del masificado tramo final del Camino Francés, pero que hoy ha vuelto a sorprenderme y demostrarme que por mucho que lo tengas conocido y controlado, el Camino es como la Vida… si te relajas y confías… cuando menos te lo esperas… te puede sorprender y verte con el agua al cuello.

Pedrouzo a Santiago, solo 20 kilómetros. Mañana debería ser solo pasar, pisar y repisar por donde ya lo he hecho en otras ocasiones… cierro los ojos y, tirando de mi memoria fotográfica, puedo visualizar gran parte del trayecto que me espera… pero hay que andarlo, recorrerlo, porque el de hoy también lo conocía, me lo sabía de memoria… pero nunca antes lo había visto y sufrido así… ósea que mañana veremos que toca… pero eso será ya mañana, porque mañana… mañana más!

#BuenCamino

PD.- mañana más… y no descarto cogerme el día libre! Igual mañana no escribo… xº