Camino PRIMITIVO 3ª jornada

Salas – Tineo

Tras haber completado esta 3ª jornada, aún sabiendo que queda mucho por delante, mi satisfacción, alegría y sensaciones positivas siguen in crescendo… 

Son únicamente tres jornadas cumplidas de las catorce previstas. Poco más de 70 Km de los 325 a caminar, y suficiente para poder asegurar que ha sido un verdadero acierto elegir este Camino Primitivo para hacerlo en solitario. Estoy encantado. Es precioso. Nada que envidiar al francés, portugués o inglés…

Esta tercera jornada la comenzaba haciendo una buena obra. Aunque aparentemente atufe a bicho raro e insaciable, en el fondo, muy abajo, queda algo de humanidad… si rascas!

Ayer, en el despropósito de albergue municipal en el que me alojé, quizá por ser día extraordinariamente festivo en Salas (era el fin de semana de Mercado Medieval), la gestión y atención del albergue dejo todo que desear. Me explico:

Cuando hago el camino a mi manera, mi primera opción para pernoctar es siempre la opción más económica. Cada uno que lo califique como estime… tacañería, usuras, agarrado, roñoso… acepto cualquier adjetivo calificativo excepto catalán. Realmente lo hago intentando hacerlo con el menor de lujos y de la manera más austera posible, siempre dentro de unos mínimos de salubridad… sin pulgas, chinches ni espíritus inquietos.

Ayer, al entrar en Salas, como tenía previsto me dirigí al albergue municipal, 7,50€ dormir incluida sábana y almohadón desechable. Cuando llegue, la hospitalera, más bien recepcionista, estaba acabando la limpieza, pero me invito a pasar para que dejase la mochila e hiciese lo que necesitase mientras ella acaba sus tareas.

Tenía dos habitaciones con ocho literas en cada una. La primera interior, en la que ya había alojados dos huéspedes, que no peregrinos. La segunda, al fondo, con ventana y sin aún habitar. Mi decisión fue la obvia… Deje la mochilas, me quite las zapatillas y calcetines para subirme sobre las chanclas lo antes posible. Después coloque la sábana, el almohadón y, antes de ir a darme la reconfortante ducha, me dirigí a la empleada del establecimiento para formalizar el registro, el protocolo habitual… DNI, sellar la credencial y hacer el pago. Después la duchita, enfundarme las mallas negras y la camiseta de “Los Caminos de Rafa”que me hacen las veces de ropa de calle en destino, y pijama en el albergue, y a buscar un sitio para almorzar, en el mejor y único sentido de la palabra.

Estos dos últimos días, en Grado y Salas, antes de salir del albergue, he tomado un café cortado, al igual que el primer día en Oviedo frente a la estación para corroborar por donde debían seguir mis pasos. Después, salvo agua, no he tomado nada más. La verdad es que estoy inapetente a la vez que ansioso por partir, y consciente de tener suficientes reservas para afrontar la jornada.

En Salas, ayer domingo, había overbooking, todo vendido, o al menos todo apalabrado o reses vado… La mejor opción, y más cercana, según me indicaron los dos “vendedores medievales” que estaban a las puertas de albergue, el Bar restaurante Mendez, a escasos cincuenta metros… Lleno, todo reservado. Sin opción alguna. ¿Alternativa? Restaurante El Arco. En la parte alta, en el centro de Salas, a tres minutos. Llegar hasta allí fue fácil pero tirando de dribling… el mercadillo medieval había convocado y atraído a gran parte de la comarca. Para llegar al restaurante recomendado tuve que dejar atrás las terrazas de tres bares, repletas! No cabía un niño pequeño en su carrito… Por fin llegue al bar y localicé un minúsculo hueco en la barra donde bracear y meter cuerpo. Allí que me plante, paciente, observando al camarero, posiblemente dueño del establecimiento, y al resto del servicio ir a su ritmo, por mucho que les pretendiesen desbordar los clientes al otro lado de la barra… después de estar esperando un rato largo sin éxito, ceje en el empeño de la barra y me dirigí a la terraza interior creyendo, ingenuo de mi, que igual había un hueco… Volví a la barra, finalmente me hice fuerte en un rincón y pacientemente conseguí la atención necesaria para pedir, aunque fuese una cerveza y algo para comer, lo que fuera le dije a la camarera… ¿una hamburguesa de ternera completa le parece bien? Me parece fantástico, la mejor elección posible.

Pasado el trago, y la hamburguesa, que estaba muy rica, para que voy a negarlo. Regrese al triste albergue buscando la paz y la única mesa disponible en la zona común (cocina, lavandería, sala de estar), para comenzar a escribir. Cuando salí, solo estábamos los dos del medievo y yo, la recepcionista había salido un momento… Cuando volví, el albergue estaba a medio aforo, llegando otros peregrinos, pero la recepcionista no había llegado todavía… algunos peregrinos se quedaban, buscaban hueco, litera… otros se marchaban buscando otras opciones.

A Media tarde, harto de tantas comodidades que me estaban machacando la espalda y el culo, me aventuré a intentar encontrar otra mejor opción en alguno de los bares que ya había visto, encontrando guarida en el justo anterior al Restaurante el Arco donde había comido, allí, con una copa de vino a mano, acabe de escribir para después volver al Arco y cenar un palto combinado de pechuga de pollo y ensalada. A las diez estaba ya en la cama, dispuesto a dormir, descansar y hoy echarme al Camino.

Ayer, durante a última hora de la tarde, antes de acostarme, acordé con Anna, la chinita adoptada que resulto ser de Laos y que lleva viviendo veinte años en Barcelona… que hoy partiríamos juntos los tres; ella, la señora oriental, que resulto ser de Croacia y cuyo nombre no recuerdo y yo. La idea era salir pronto. Aunque hoy la jornada no era larga, querían llegar antes de que el sol apretase y preferían salir siendo aun de noche, pero me decía si podían salir cuando yo lo hiciese. 

Las primeras veces que se empieza a caminar siendo aun de noche, en la oscuridad, por senderos desconocidos genera cierto estrés e incertidumbre, e impone respeto. Supongo que ese es el motivo que llevo a Anna e Ivanka (me acabo de acordar), a querer comenzar la jornada de hoy siguiendo de cerca mis pasos.

La jornada de hoy ha sido igual de preciosa o más que las dos anteriores. No se puede describir tanta belleza, calma y paz con palabras, es una pasada… y eso que comenzando a caminar de noche uno se pierde mucho porque no alcanza a ver más allá del haz de luz del led o la linterna, es decir el suelo y alguna señal indicativa del Camino. Pero es un sacrificio que se paga con gusto a cambio de ver amanecer en plena naturaleza y con llegar a destino antes de que el sol haga estragos…

La primera media hora larga ha sido de subida moderada en plena obscuridad, sobre un sendero de piedra y tierra húmeda, con un supuesto desnivel a la derecha en caída al río, que no se veía pero si se escuchaba, y con una sensación de “fresquito agradable”… el led de la visera de la gorra detectaba mis exhalaciones casi como si estuviera vapeando… tras mis pasos, a unos poco metros, Anna y Giovana, la primera, con un potente led en la frente que, en la oscuridad,. proyectaba mi sombra en movimiento delante de mi, Ivanka, sin luz alguna, valiéndose de la que nosotros proyectábamos, caminaba ascendiendo a un ritmo muy superior al que me había imaginado…

Cuando llevábamos algo menos de una hora ascendiendo por zona boscosa, se empezaba a hacer notar, filtrando débilmente, sobre la espesura, la tenue claridad que delata el amanecer. Antes de que se pudiese ver con claridad donde se pisaba sin el led encendido, daba alcance a una pareja de peregrinos. Los atisbaba a media distancia, sin el led de la gorra, apagado desde que desapareciera la oscuridad, pero solo cuando llegue a escasamente un par de metros de distancia… sobre todo porque lo importante era mirar el firme más que hacia adelante, intuí que el que iba tras la peregrina era él… y lance la pregunta al viento… ¿Javi? El giraba la mira y decía… “hombre… ¡Rafa!”…

Estábamos en el tramo más duro de la subida, con el suelo más abrupto y junto donde una rampa, que merezca ser recordada, comienza a zigzaguear para ganar altura en la menor distancia posible… afablemente lo saludaba y le decía, nos vemos ahora, arriba os espero, que si bajo el ritmo, esta subida me rompe en dos… en mes os de cinco minutos todos hablamos coronado y nos reagrupábamos antes de cruzar una pequeña carretera local, sin transito a esas horas. Les preguntaba a todos que tal estaban, los cuatro respondían que bien y, aprovechando que ya había claridad, era de día sin haber amanecido o visto aún el sol, le decía…. “Yo tiro y nos vamos viendo luego ¿vale?”.  Era lo que tenía acordado con mis compañeras de albergue desde la noche anterior. Salir juntos y cuando fuese de día, yo tiraría a mi ritmo para reencontrarnos en el albergue público de Tineo.

Desde ese momento he tirado a ritmo… en todo… en zancadas… pensamientos… y fotografías! Sobretodo fotografías… 

Cada día en el Camino hay una franja horaria, sin definir ni precisar, dependiendo de la intensidad de la luz, de los parajes, paisajes y la incidencia de los rayos de sol sobre algunos detalles, que me quedo absorto mirando, observando y fotografiando…andando, parado o levitando… me encanta intentar recoger en imágenes la belleza que descubro a cada paso, aunq sabiendo que es imposible, pero solo el hecho de intentarlo me garantiza que conservar esa fotografía contribuirá a recordar todo esto algún día, espero que lejano.

He invertido minutos y minutos en contemplar, escuchar y fotografiar… ha sido un paseo, extenuante en algunos momentos, maravilloso!!! Que bonito, joder. Que maravilla! Lo que nos perdemos diariamente por creernos vivir en el ombligo del mundo… privilegiados los lugareños de estos parajes que los disfrutan a diario sin ser conscientes de ello, pero tampoco ansiando padecer lo que para los urbanistas es el top de vida…

He recuperado el paso con objetivo, con intención de llegar a destino, cuando el sol a ganado altura y la luz se ha vuelto groseramente dura incluso filtrada as través de la vegetación… Eran aproximadamente las once de la mañana cuando he dejado a un lado el móvil y me he centrado en Caminar para llegar a Tieno cuanto antes y ponerme a cubierto del castigo que el sol empezaba a infringir.

A las 11:59 me hacía la foto en la puerta del albergue que no tenía previsto, un albergue privado en la plaza de Tineo, ya que por descuido, al ir mirando las vistas que tenía a mi izquierda mientras descendía caminando por la entrada de Tineo, me he pasado la iglesia de San Roque y el posterior albergue publico de peregrinos… y lo que no estaba dispuesto era a desandar, en subida, más de un kilómetro para llegar al albergue teniendo mañana que volver a recaminar este trayecto, por pequeño que fuese.

Hoy voy a tirar la casa por la ventana! Voy a dormir en el albergue privado La Plaza, al precio de 14 €urazos la noche, eso si, habiendo hecho la colada… necesitaba si o si camisetas de manga corta, y habiéndome encontrado, por casualidad, con Anna e Ivanka a la puerta del albergue para quedar mañana a las 07 AM en la puerta del ayuntamiento para emprender Camino nuevamente los tres juntos para llegar en la 4ª jornada a Borres, de solo 16 km, antesala de la jornada estrella de este Camino…

Pero lo de Borres será ya mañana, porque mañana… mañana más!

#BuenCamino.