Camino PRIMITIVO 5ª jornada

Borres – Berducedo

Posiblemente la jornada reina de este Camino Primitivo, y una de las más exigentes y duras, por alguna particularidad, pero sin duda la más espectacular de todas las que he recorrido hasta ahora en los distintos Caminos.

Comenzaba a caminar a las 06:42 desandando lo quinientos metros que separaban el albergue municipal del privado, este ubicado más en el “centro” de Borres. Allí me reencontraba con Javi como habíamos acordado la noche anterior y comenzábamos la jornada, sabiendo que posiblemente íbamos a disfrutar de una jornada única e irrepetible…

Enseguida dejábamos la carretera por la derecha, siguiendo las indicaciones y callejeando en subida. En menos de cinco minutos estábamos fuera del pueblo sin más luz que la del led frontal de mi gorra y la linterna de mano de apoyo… Al frente no se veía más allá de donde llegaba el haz de luz, que como además, iba mirando al suelo para pisar de la manera más segura posible. Ascendíamos sobre terreno irregular, sin conocer la inclinación pues no se veía, pero por lo que costaba y calentaba, sabíamos que era considerable…

La temperatura a esas horas era muy agradable, incluso cálida… la leve brisa que soplaba no denotaba frescor alguno. En plena subida, Javi, optaba por parar y quitarse un cortavientos con el que había salido enfundado en previsión de temperaturas más acordes al entorno, máxime cuando se trataba de ascender por encima de los 1.200 metros, aún sin haber amanecido. Lo guardaba en su mochila de travesía y continuábamos.

Siendo aún noche cerrada, ha sido mi compañero de viaje el que ha reparado en el espectáculo que teníamos sobre nosotros… ¡indescriptible! Pero intentaré escribir algo que pueda ponernos en situación… solo me ha dicho, ¿pero has visto que cielo? ¿Te das cuenta de lo que estamos viendo?. He levantado mirada hacia el cielo, he apagado la luz frontal y se ha hecho el espectáculo!!! 

Completamente a oscuras, sin una luna que aportase más iluminación que la de las propias estrellas, sin atisbos aún del clarear del amanecer, sobre nosotros, una inmensa cúpula, de un intenso negro zaino, salpicado por infinidad de estrellas, sobre el que poder localizar todas las constelaciones conocidas, la vía láctea… una locura! Hemos invertido un breve instante en disfrutar emocionados de la maravilla que se nos brindaba y hemos vuelto a proseguir, encendiendo nuevamente el led frontal y volviendo a poner la atención sobre el firme, pero mirando de reojo al cielo, al horizonte por la izquierda, donde solo se veían a media distancia algunas luces de menor intensidad incluso que muchas de las estrellas que habíamos visto hacia un momento… supongo que sería alguno de los pequeños pueblos o aldeas que surcan el Camino por la opción Pola de Allende.

Ni que decir tiene que ese momento mirando al cielo en absoluta obscuridad no he intentado siquiera recogerlo con el móvil, era imposible y casi un sacrilegio. Ese plano, como otros muchos que hoy he disfrutado a lo largo de la jornada, será algo que me llevaré conmigo como un tesoro, y que me encantaría que mi gente pudiera disfrutar algún día, pero posiblemente no podrán hacer, pues es algo que tiene un precio que, por desgracia no todo el mundo puede pagar… ver, sentir lo de hoy, a esas horas y con las condiciones meteorológicas que hemos tenido bien metidos en el mes de octubre… son un regalo divino.. pero que tiene su precio… la jornada más exigente a la que me he enfrentado nunca.

Cuando llevábamos caminando aproximadamente tres cuartos de hora, el tono zaino del cielo empezaba a debilitarse, ocultando gran parte de la exposición estelar tras el tono gris oscuro que iba cogiendo y perdiendo gradualmente transformándose en gris cada vez más claro, hasta desaparecer la oscuridad y a la izquierda, en el firmamento volver a disfrutar un día más del amanecer, pero en un lugar y con un marco imponente… hasta donde alcanzaba la vista era una mar montañoso, cubierto de su bruma, que se perdía en el horizonte sobre el que la luz solar imponía paulatina, irremediable y majestuosamente su hegemonía para el extraordinario día de hoy, once de octubre de dos mil veintitrés… seguramente un día olvidaré la fecha, pero nunca todo disfrutado… el precio quedará como algo anecdótico y no supondrá el mismo esfuerzo recordarlo, que recorrerlo.

Han sido solo veinticinco kilómetros, para los que he invertido seis horas y treinta y un minutos.

La jornada, a un siendo un solo tramo, sin opción alguna de parada para abastecerse se nada, no hay población alguna, pero tampoco fuente ni natural ni de grifo, se divide en tres tramos bien definidos por el entorno que se transita. Los primeros quince kilómetros, hasta llegar al Puerto de Palos, consta a su vez de tres perfiles y terrenos, aproximadamente los tres primeros en ascensión moderada con algún fuerte repecho (lo que hemos hecho en absoluta oscuridad) después unos seis mas en continua ascensión pero ya con unas vistas sublimes, hasta donvde te alcanzaba vista una cordillera montañosa a un lado, a otro, al frente y detrás, y en mucho tramos sobre una moqueta verde salpicada de alguna piedra o canto de cantera pero de volumen suficiente para solo pisarla por capricho, o de caca de vaca bien musculada y sobre las que se debieron de inspirar para el emoji de whatsapp.

La única vida residente, no vegetal o insectívora, que hemos encontrado durante este primer tramo han sido la vacas y caballos pastando plácidamente dispersas por la ladera o sobre el propio sendero. Durante este tramo hemos dejado atrás las ruinas de lo que fueron los tres hospitales que daban servicio a los peregrinos en la Edad Media, primero el de Paradiella, después el de Fonfaraón y por último el de Valparaiso. Los dos primeros únicamente queda una montonera de piedras de granito que se conservan a modo simbólico, el de Valparaiso, tras varios intentos de recuperación en parte a modo de refugio de montaña, me ha parecido constatar, por lo que he visto en el interior de uno de los dos módulos de bloques de piedras, se está trabajando en el apuntalando desde el interior y con un improvisado tejado de resina, tipo ondulíne… ojalá algún día se haga realidad el proyecto de recuperación y pueda servir, ya do de albergue, pero si al menos de refugio para aquellos peregrinos que no necesiten ante una emergencia, por ejemplo de cambio climatológico….

El primer tramo, hasta el Puerto de Palos ha sido un maravilloso y placido paseo… En este punto comienza un segundo tramo, no muy largo pero si muy exigente por verticalidad, y ciertamente peligroso por el firme a pisar. Nada más dejar atrás el puerto comienza la bajada por una pared casi vertical sobre un terreno de canto suelto de aristas rectas, de distinto volumen que en  muchas ocasiones, cuando se plantaba el pié sobre una zona mayoritariamente de piedra pequeña, provocaba un deslizamiento, derrape que había que contrarrestar haciendo fuerza con el bordón a modo de freno de mano. Ha sido posiblemente unos ochocientos metros o un kilómetro de bajada, casi en slalom, en zig zag y a una velocidad mayor de la deseada en la que los cuádriceps, rodillas, tobillos, la cadera y el brazo del palo exigían al máximo coordinación en busca de la vertical para no perder el equilibrio en cada resbalón. Justo al final, cuando saltábamos uno de los bloques de la misma piedra pero compacta de cantera, Javi, que venía tras de mi, a dado un traspiés e hincado la rodilla derecha en el suelo, tras rozar la tibia con parte del bloque de piedra y gracias a los reflejos y a recurrir a su mano derecha, a conseguido estamparse de bruces en el suelo… por suerte ha quedado en un susto, gracias a que era justo en el último salto del tramo y a que no llevaba a penas peso en la espalda.

Tras comprobar que estaba realmente bien, que de verdad había sido solo un susto, hemos retomado el caminar recordando algo que ya habíamos comentado… hacer este tramo en solitario es una temeridad, ambos nos hemos alegrado de la sensatez y lucidez que tuvimos ayer al acordar emprender hoy este proyecto juntos… esta jornada, mítica, es una jornada muy bella, pero muy seria. Hacerlo en solitario, o en compañía pero con condiciones climatológicas inciertas, es una temeridad importante. Mejor acompañado y con garantías de día despejado. Hacerlo con niebla, fuerte lluvia, ventisca o nieve… es comprar demasiadas papeletas para tener un posible percance serio.

En este segundo tramo, tras el fuerte descenso, con ese diabólico firme y pendiente, nos esperaba una fuerte rampa, corta en distancia, pero con tan mala baba y tan mal firme como del que acabábamos de salir, la cual no nos ha llevado mucho tiempo, si esfuerzo, por ser las horas que eran y haber ganado altura y potencia calorífica el sol que nos seguía por la espalda. Tras la breve pero exigente subida… otra bajada, ahora ya más llevadera por ser de terreno mucho más afable, un sendero de poco más de treinta centímetros de ancho, flanqueado por hierba alta y limpia y esta a su vez por altos helechos y arbustos. 

El terreno era más llevadero pero el calor, y la falta de recursos acuíferos disponibles de los que poder echar mano, hacían medir más el agua a consumir sin saber con exactitud lo que todavía nos quedaba por delante.

Habíamos salido de Borres cada uno con una botella de agua llena, Javi con una creo que de un litro o poco más, yo con la mía de un litro. Además, ayer, como el agua del albergue no era recomendablemente potable, había compra una botella de dos litros, de la cual solo había utilizado aproximadamente un tercio para rellenar la que llevo colgada del tirante frontal de la mochila en cada jornada, y que diariamente bebo, a tragos cortos, poco más de la mitad. Hoy estando ya en el tercer tramo, aproximadamente los últimos cinco kilómetros, habiendo pasado Lago sin posibilidad de rellenar tampoco de agua las reservas, he tenido que recurrir a la botella que llevaba de reserva para repartirla entre Javi y yo, reparto que he hecho (a ojo) pero proporcionalmente según la distancia que nos quedaba a cada uno… a mi solo me faltaban escasamente cinco kilómetros, Javi tenía que sumar cuatro y medio más, el tenía hoy reservado un albergue en Mesa y contratado el servicio de traslado de mochila hasta ese punto, por lo que era justo y conveniente que el reparto fuese ese, aunque él no cesaba en decir que no echase más… pero no le he hecho caso y al final se ha demostrado que yo llegaba con el agua que tenía pero el podía necesitar aún bastante más pues además del trecho que le faltaba el sol cada vez apretaba más.

El tercer tramo ha sido de un perfil mucho más moderado, por zonas boscosas, principalmente e de altos pinos, en falso llano, con tenues subidas y bajadas, casi imperceptibles después de todo lo recorrido.

A la una y cuarto alcanzábamos la entrada a Bermucedo, la primera y única población en la jornada de hoy para mi. Justo a la entrada, a la derecha, la primera edificación es el albergue municipal de peregrinos, donde a las puertas, nos hemos despedido con un asentido abrazo, pues ha sido un placer la compañía, la conversación que conscientemente nos hemos dado, pero también el apoyo y seguridad, inconsciente en inicio cuando acordamos ayer partir hoy juntos, y que hoy se ha confirmado tras haber recorrido la jornada mítica de los Hospitales de este Camino Primitivo.

A las 13:16, ya con Javi desapareciendo por el Camino, me hacía la foto de llegada que enviaba para tranquilidad de la familia. Foto que me hacía con satisfacción y una emoción que me humedecía los ojos… algo normal, al menos en mí, por la experiencia, por lo vivido, visto pero también por poderlo hacer con la condición física y sensaciones tan positivas en las que lo he hecho… No sé como estaré mañana, pero hoy estoy y me siento en plena forma, sin ninguna dolencia importante, solo la que provoca una mochila de trece kilos en la cadera y los hombros después de cargar continuamente seis horas y medias por este Camino de Dios que por suerte he podido vivir y disfrutar hoy.

Espero sentirme igual de bien mañana, aunque las vistas no sean las mismas serán también maravillosas, porque este Camino Primitivo es un espectáculo, un gran desconocido, cada vez menos, pero posiblemente no apto para todos los públicos… mañana Berducedo – Grandas de Salime con un descenso que se anuncia como importante después de dejar a tres La Mesa… pero eso será ya mañana, porque mañana…. Mañana más!

#BuenCamino