6ª ’16 · G R A C I A S !

Estella – Torres del Rio (20 de diciembre 2016)

Hoy, la jornada iba a ser larga y posiblemente pasada por agua! Esos eran los indicios ayer sobre las 21 horas cuando nos disponíamos a meternos en la cama, cada uno en la suya, por supuesto! Y digo bien! Meternos en la cama! Era la primera noche que no abría el saco!

Cuando llegue sobre las 14:15 al albergue de Estella y me mostraron la habitación, un habitáculo de unos 8 metros cuadrados, con 2 literas de madera, un armario bajo con 4 puertas, cada una con su llave, de un tamaño algo superior al que tiene una mochila de las que llevamos, y un baño, con su ducha, wc y lavabo, no reparé en principio en el detalle. Fue después de la ducha, cuando dejaba el saco sobre la cama elegida, es el privilegio de llegar antes, me percaté de la diferencia con los anteriores… el juego ropa de cama COMPLETO estaba doblado sobre ella, sabana bajera, sabana superior y almohadón, blancos nuclear, manta azul de pelo de peluche y edredón color vainilla guateado. Aparentemente estaban tan limpios que no dude en acercar la nariz… olía que daban ganas de frotar primero una mejilla y después la otra, no lo hice pero se me debió de iluminar la cara… retiré el saco, lo deje sobre la litera de al lado y me puse manos a la obra. Hice la cama con mimo y esmero, por fin una noche en la que el pijama, aterciopelado por la parte de fuera, no se iba a «pelear» con la cálida tela del interior del saco… uhmmm. Que diferencia tan grande, encontrar una cama perfectamente hecha en un hotel de **** , a encontrarla hecha en un albergue u hostal… además del precio, el entorno y la austeridad generan cierta desconfianza y predispone a poner en duda la higiene de todo en general y de la ropa de cama en particular. Que cosas! Sin embargo, lo ves encima de la cama, compruebas que está limpio e incluso huele bien y… duermes a pierna suelta y sin desconfianza alguna. En fin, es un pequeño detalle que me apetecía compartir.

Hoy mi plan era partir pronto, me esperaban casi 30 km por delante y, aunque a priori el perfil iba a ser llevadero, se preveían lluvias durante toda la mañana en la zona. Mientras lo comentábamos los cuatro antes de acostarnos, la cara de Kem, Lee y Agnieskaya era un poema, resoplaban con risa nerviosa y expresión de abatimiento. Yo intentaba explicarles que el perfil no era complicado, que tan solo había un importante repecho entre el kilómetro 4 y el 9, el resto iba a ser llano o falso llano con suaves subidas y bajadas, que solo podría tener alguna complicación en función de la lluvia. Además intentaba explicarles algo que leí hacía un par de días, decía así más o menos «la ansiedad es el precio que se paga por preocuparse de un problema antes de que llegue», realmente es lo que siempre se ha dicho «ponerse la venda antes de hacerse la herida», pero de un modo más profundo o reflexivo… me pareció sencillamente fantástico, tanto que me he prometido tenerlo siempre presente, no solo para mí, sino para transmitirlo a los que me rodeen, me parece un remedio preventivo para muchos males…

En fin que con las premisas que había, yo me he levantado y preparado para salir sobre las 7 y algo y así lo he hecho, después de desayunar un buen plato de quinoa con un par de huevos cocidos, dos tomates pequeños, unas guindillas piparras, un chorrito de aceite y un limón exprimido… no es que fuese lo que más me apetecía, pero era lo que tenía y si, además, me lo comía aligeraba algo la carga… por ultimo una naranja y a terminar de preparar la mochila para la lluvia, cubriéndola con el impermeable y ajustando bien para que no entre el agua. Todo iba según lo planificado. Todo menos algo que estaba percibiendo en el ambiente… los coreanos y la polaca también estaban preparados para partir!

 

 

A las 07:10 cerrábamos por fuera la puerta del albergue y emprendíamos, los cuatro rumbo al destino de hoy, Torres del Río. Justo después del post de ayer donde hablaba de la fraudulenta palabra «soledad», el día se planteaba en compañía.

Pronto Kem y Lee preferían mantener su ritmo y se descolgaban, mientras Ineskaya y yo avanzábamos en la oscuridad alcanzando primero Ayegui y después el Monasterio, las bodegas de Irache y la famosa fuente de dos caños por la que manan agua por uno y vino por el otro. No eran ni las 8 y le estaba dando un trago a la fuente, al caño del agua no, al otro… la verdad es que lo hacía por aprovechar que me podían inmortalizar el momento, de no haber llevado fotógrafa seguramente no me habría hecho un selfie, aunque igual si hubiese probado el vino. Por cierto! He de decir que me lo espera peor, más aguado, me ha parecido cojonudo! Se hubiese agradecido un monje cortando unos tacos de jamón, queso y/o rodaja de chorizo, con un trozo de pan… como soy! Si es que no puede ser conmigo, no tengo remedio…

 

 

Tras la des ubicada experiencia enóloga, nos esperaba un camino que se adentraba en el bosque a través un sendero irregular, sinuoso y tan tupido que no permitía entrar la luz de la luna o la claridad del amanecer. Mi led blanco, el que llevo en el pecho, está muy bien para ser visto, no así para ver. Si hoy hubiese salido solo, hubiese tenido que tomar una decisión a la entrada del bosque, o paraba y esperaba a que amaneciese para que hubiese suficiente claridad o tiraba e iba a tientas y con el corazón en un puño… la noche en el bosque está llena de ruiditos, sombras y sospechas… no me considero miedoso en esas situaciones, si en otras, pero cuando no se ve y no se conoce el terreno, no se va seguro. O sea que hoy el camino ha estado de mi lado y me ha puesto una compañera que llevaba linterna! Me ha venido de perlas para ver 4 o 5 metros al frente y para localizar las flechas amarillas pintadas en algunas piedras y árboles. El camino surca 3 o 4 corta fuegos y sin la linterna no hubiese sido fácil localizar la continuación del camino al otro lado de la pista cortafuegos. Al salir a la segunda de estas pistas hemos podido comprobar que la noche ya se había retirado dando paso a la claridad de la mañana, también se podía observar que el día era nublado y que en cualquier momento podía empezar a llover (hasta el momento no nos había caído ni una gota). Poco a poco y tras una continua subida con distintos desniveles, dejábamos a tras Villamayor de Monjardin y entrábamos en un pueblecito pequeño e inesperado, no se contemplaba en el itinerario pero sabíamos que íbamos en la dirección correcta, seguíamos, sin despegarnos del camino, vieiras y flechas amarillas, el pueblo en cuestión se llamaba Luquín. Allí hemos hecho un alto para descansar hombros, espalda y piernas, hemos picado e intercambiado unos frutos secos, nueces y arándanos aportaba yo, dátiles, avellanas y nueces de brasil mi inesperada compañera de día.

15 minutos eran suficientes para iniciar nuevamente el camino y dirigirnos poco a poco hasta alcanzar Los Arcos. Todo el camino transcurría sin dependencias, a un ritmo similar, aprovechando la parada de uno u otro para hacer una foto, para lo mismo o para echar un trago de agua. Sin conversación, salvo para algún comentario sobre distancia aproximada al siguiente punto de referencia o pueblo, o para comentar el frío viento que de vez en cuando soplaba de cara… compartíamos camino en tiempo y lugar pero no espacio. Ella el suyo, yo el mío. Al fin, tras una buena caminata, a buen ritmo, por caminos serpenteantes a lo largo de laderas y colinas, alcanzábamos El pueblo de los Arcos. Poco antes habíamos acordado parar en este para avituallarnos y volver a liberarnos de la carga y sosegar piernas y pies. En un bar de la plaza del pueblo hemos aprovechado para ello. Además de para hacer una llamadita a mi rubia y ponerle al día de cómo iba transcurriendo la jornada. En una mesa a la puerta del bar «El Buen Camino» me han preparado un bocata de lomo con queso de 30×10, no exagero! En principio he pensado no dar fin de una sentada, dejando la mitad para otro momento. Pero estaba tan rico, a mí me lo estaba sabiendo, y teniendo en cuenta el desgaste hecho y lo que aún quedaba por delante, he hecho oídos sordos a mi primer plan y ha caído enterito… ha contribuido a ello, cada tres o cuatro bocados, un pequeño trago de vino (que buen vino trabajan por esta zona, cooooopón). Mientras, ella se tomaba un café solo largo, un americano (aggggg) y picaba algo de la comida que siempre lleva preparada, es celiaca y solo come lo que ella se guisa.

En 20′ estábamos nuevamente en la rutina de hoy, del mismo modo pero con energías renovadas. Aproximadamente 8 km nos separaba de nuestro albergue de hoy. Pasito a pasito, a buen ritmo íbamos acercándonos al destino y se iba superando lo que la noche se planteaba como una dificilísima misión…

Ya se veía un pueblo enfrente, como a unos 3 o 4 km. Por ubicación y orientación, mirando el mapa, sabíamos que era Torres de Río, pero, de repente, se abre un camino a la derecha que indicaba albergue El Olivo, 3 Km Sansol. El pueblo previo al nuestro… no entendía que estaba sucediendo. Nuestro pueblo estaba de frente, solo había que seguir el camino por el que íbamos, en algún momento este desembocaría en él o quizá unos cientos de metros Antes en la carretera que iba casi paralela a nuestro camino como a unos 300 metros. Después de analizar unos instantes la situación, hemos decidido no hacer caso a las indicaciones que no señalaban desviarnos por el camino de la derecha y continuar de frente, no sin antes señalizar de algún modo nuestra dirección para que Kem y Lee que venían detrás supiesen nuestra decisión. El terreno era duro como para escribir con el palo sin riesgo de castigar la punta de manera notable, por lo que le he propuesto a ella que lo hiciésemos con piedrecitas, a la derecha, en la entrada del camino que no íbamos a tomar, había algo de zahorra suelta… dicho y hecho, puñado a puñado hemos ido cogiendo la piedras y formando el nombre de ambos, así como unas flecha, de piedras y un par de ellas trazadas con la punta del palo sobre el camino, de manera que lo viesen y estuviesen informados. Hecho esto, hemos emprendido el último tramo según nuestra decisión continuando por el camino que finalmente moría en el lateral de una carretera, sin arcén, pero poco transitada, por el que hemos tenido que andar durante aproximadamente 800 metros, por el lado izquierdo, hasta llegar a…. Sansol!!! Era inexplicable! Bueno si lo es! Es lamentable! La flechas no indicaban el camino más corto, sino el más rentable para alguien, concretamente para el propietario del albergue El Olivo de Sansol, 25€ la noche rezaba en el mismo cartel donde se anunciaba en el cruce de caminos. Ahí lo dejo…

 

 

Coronando el cambio de rasante que hay en la carretera que deja a la derecha Sansol, se divisaba perfectamente Torres del Río, nos quedaban escasos 500 metros y habíamos llegado… y sin caernos una sola gota de agua! «LA ANSIEDAD ES EL PRECIO QUE SE PAGA POR PREOCUPARSE DE UN PROBLEMA ANTES DE QUE LLEGUE».

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¿ y las  G R A C I A S ?

Si, llega el momento de dar las gracias.. el final de este maravillosa experiencia está cerca y como si del final una película se tratase, llega el momento de incluir los agradecimientos… esos que nadie ve porque los pasan muy deprisa y al final de los títulos de crédito. En este caso y siendo tan importantes para mi, lo haré despacio y espero no olvidarme de nada ni de nadie. ????????????????????

Gracias a mi Maudi, mi madre! Si hoy soy quien y lo que soy se lo debo a ella. A su coraje, tesón y esfuerzo. Ser madre nunca es fácil, pero serlo soltera y a finales de los 60 es la hostia. GRACIA MAMÁ, nunca sabré ni podré compensarte, pero lo intentaré cada día con más ahínco.❤️

Gracias Marian, amor! Gracias por ser y por estar. Por creer y por hacerme creer. Por cruzarte y mostrarte. Por tu complicidad y complementariedad. Gracias por haberme dado esta familia. Te quiero para siempre… ya lo sabes. Gracias Amor!????

Gracias hijo! Por al menos intentarlo… sigue haciéndolo, copia de la abuelita… su coraje, su tesón y su esfuerzo… es una receta infalible. Créeme! Gracias también por asumir el rol de «hombre de la casa» durante estos días, no lo abandones, me encantará compartirlo contigo ????

Gracias Alicia y Patricia, a ti, Ali por ser siempre como has sido conmigo y lo fácil que me lo has puesto desde el primer día. Y gracias por ser la primera en «subirte a mi mochila», yo sabía que te llevaba, no así que eras tu la que te habías subido. A ti, Patricia, gracias por cruzarte es su camino y enamorarte de ella como nunca nadie lo había hecho, por quererla, amarla y respetarla… sé que así será hasta que ni la muerte os separe. Gracias también por ser la primera en enviarme esa postal a mi primer albergue. A ambas, gracias por habernos dado los nietos más maravillosos del mundo. Son nuestro nuevo motor. Gracias!

Gracias Chesquito por todo. Has estado presente desde el principio, fuiste la primera persona a la que hice participe de lo que en principio considerábamos una locura, recuerdo que te lo conté y enseguida surgió la duda de si Marian aceptaría semejante disparate, en invierno y solo… tú me acompañaste a por la Credencial, gracias, por eso y por prestarme tu mejor chaqueta de montaña, tus calentadores y por ofrecerme hasta tus botas cuando diez días antes de empezar se me rompieron las mías. Gracias también por estar tan pendiente todos estos días!

Gracias a los Rouco (Javi, Mariajo y Rafa) por haberme dejado el compañero más intimo, el que se ha ido a la litera todas las noches conmigo (menos ayer), es cojonudo, no me extraña que Coronel Tapioca se haya ido al garete… hacia tan bien y tan buenos todos sus productos que vendían uno y no había que reponerlo. Es fantástico! Gracias también por vuestros mensajitos por whatsapp… siempre son bien recibidos.

Gracias Luis Cortes! Le faltó tiempo cuando le conté el proyecto para ofrecerme algún tentempié de emergencia por si acaso. El mismo tiempo que a mi en recurrir a ello la primera noche a mi llegada al primer albergue en Sant Jean. En alguna otra ocasión también para coger energía. Muchas gracias, Luis! Eres, sois, una familia maravillosa.

Gracias, por partida doble a ti, Carlos, hijo, por dejarme tu mochila, esta con la que hiciste tu tercer camino, el mismo número que ahora he hecho yo, para ella, la mochila, es su segundo camino. Gracias, pero que sepas que la hubiese cogido igual aún en el hipotético e improbable caso de no haber accedido… jajajaja

Y ahora más deprisa pero no menos importante, gracias a todos los que habéis seguido esta experiencia a través de facebook, por vuestras interacciones del tipo que haya sido, comentario, me gusta, me encanta… GRACIAS!!! No os imagináis la inyección que da estando aquí ver una notificación de actividad en el muro… Gracias, gracias y mil veces gracias! Os he sentido muy cerca! Me encanta teneros ahí y como gratitud os adelantaré la palabra que encabezará el post de mañana, el que si no ocurre nada, que no tiene porque, escribiré cuando llegue a Logroño y mis pasos de alejen de manera temporal del Camino de Santiago y me guíen dirección a la estación para coger un bus que me lleve a mi verdadero camino, el de mi vida con los míos, con mi familia, con mi gente con vosotros… esa palabra que encabezará el post serán dos… EL CAMINO

GRACIAS y Buen Camino