4ª ’16 · QUEEN

Pamplona · Puente la Reina (18 de diciembre 2016)

… que gran grupo! Y que pedazo de voz la de Freddie Mercury… como todo lo extraordinario, irrepetible!

Hoy, posiblemente porque el destino era Puente la Reina, gran parte del largo y duro trayecto lo he hecho tarareando y escuchando mentalmente distintas canciones de la mítica banda británica… no han faltado el We will rock you, dont stop me now, somebody to love, bicycle, I want to break free… entre otras y algunas repetidas varias veces… debe ser que, ya que la niebla me impedía disfrutar de los supongo interesantes paisajes, que como el frío apretaba y llevaba braga y gorro tapando las orejas, tampoco había mucho que escuchar, pues inconscientemente le he puesto banda sonora al recorrido.

Comenzaba a dar los primeros pasos a las 07:10, partía desde la plaza de la catedral. A esas horas Pamplona aún dormitaba, eran visibles todavía en las calles del centro los restos de una noche de sábado, vasos, latas de refresco y cerveza, alguna botella… apenas media docena de mozos renqueantes, con evidente falta de equilibrio; uno de ellos, el que más me ha llamado la atención, andaba solo, por el parque de la Ciudadela, en dirección contraria a la mía, su paso era de paseo, lo más sorprendente era su atuendo, deportivas, pantalón azul vaquero y camiseta verde, sí! de manga corta! La temperatura debería oscilar entre los 0 y 2 grado, no más, pero aparentaba ir «calentito», el único lugar donde debía sentir el frío era en las manos… las llevaba bien metiditas en los bolsillos.

 

 

Tras algo más de 40′ andando por calles y parques se empezaban a intuir las afueras de la gran urbe, al tiempo que barruntaba lo que se me avecinaba. Enfilando la bajada que desemboca en la Universidad la niebla hacia acto de presencia, los pocos coches allí estacionados lucían una brillante, fina y bonita capa de hielo.

La niebla y el frío persistían a ritmo de Queen, un letrero me indicaba que a 2,8 Km estaba el Alto del Perdón. Calculo «a ojo de buen cubero» y doy por hecho que en 40-45′ estoy coronando el alto. Y un jamón con chorreras!!! Virgen santa!!! Que subida!!! Que repechos!!! Por suerte el sendero, aunque estrecho, era de tierra y piedra pequeña, que gracias a la humedad se emblandecía cada vez más hasta convertirse en algún tramo en pequeñas capas de barro fino, casi líquido, lo cual se agradecía enormemente al pisar «más blandito». Poco a poco, mejor dicho, muy poco a poco, iba ascendiendo al tiempo que ganaba visibilidad. La niebla se iba diluyendo y a mi izquierda, sobre la ladera, se atisbaba la esfera solar. En pocos metros la niebla había desaparecido y el sol brillaba erradicando ese ambiente triste y melancólico que, al menos a mí, casi siempre me infunde la niebla.

Casi coronando el Alto del Perdón, mirando a la derecha, ya se podía disfrutar de una maravillosa imagen. La niebla se había depositado entre las montañas provocando un efecto espectacular… parecía auténticamente un lago blanco, de una textura difícil de comparar… similar a un descomunal cuenco de clara montada a punto de nieve… Un espectáculo que estaban aprovechando para, en lo más alto, inmortalizar un pequeño grupo formado por tres ciclistas.

Desde ahí ya solo quedaba descender hasta Puente la Reina… todo bajada! Chupado!!! Pues NO!!! Si la subida ha sido dura, la bajada ha sido horrible. Salvo los primeros 300 o 400 metros que eran de zahorra, el resto, sobre todo cuando la inclinación era mayor, era de canto rodado, de todos los tamaños, pequeña, mediana, grande, enorme! Vamos ideal para, en el mejor de los casos dar un buen resbalón y apoyar el culo sin cuidados, y en el menos bueno hacerte un esguince de tercer grado. En la práctica Puente la Reina estaba ahí mismo, a 10,3 Km., en teoría, tratándose de bajada la cosa iba a ser un paseo…pues eso, NO, despacito, zigzagueando, buscando donde asentar con mayor seguridad las botas. Por suerte el peor trecho no fue muy largo, poco más o menos un kilómetro, y desde ahí bajada moderada sobre buen firme y con campos de cultivos salpicados por algunas encinas que me recordaban a mi querido Albares (pero allí hay más, son más grandes y más bonitas, nada que envidiar).

 

 

Aproximadamente 4 kilómetros después llegue a Uterga, donde he hecho otra paradita para tomar un café, reposar la carga y liberar un poco hombros y espalda. Anteriormente, en los primeros metros tras coronar el alto, hice la parada de rigor para almorzar un poco; 3 rodajas del fuet que aún me queda, un poco de pan y una pequeña lata de melocotón en almíbar de la beneficencia. 3 km más allá estaba Muruzabal, último pueblo que se atraviesa. Desde ahí bajada por camino cómodo hasta cruzar la carretera y tomar un sendero a pie de huertos que lleva hasta Puente la Reina.

La jornada se me ha hecho larga y dura. Dividida siempre en dos, con y sin niebla; subidas y bajadas; larga y muy larga… hasta ha habido un momento que, justo cuando daba la vuelta al casset de Freddie, he oído preguntarme… ¿falta mucho, papá?

 

 

En fin, que mañana será otro día y tendré nuevo destino, Estella concretamente, ahora, cuando acabe el post y suba las fotos, saldré a dar una vuelta, me acercaré otra vez hasta el puente para ver si ahora tengo más suerte y la veo… a Sofia, digo. A la reina! Digo… perdón, perdón, perdón… Leticia, que me cuestan a mi algunos cambios, eh!!! Si al final va a ser verdad eso de que soy un «cuadriculas»… ????

Buen Camino!